6/06/2019

MATAR O MORIR POR EL COLOR



Daniel Fernando Peña 1102

Enorme daño le han hecho al futbol las barras bravas, grupos de fanáticos que siguen a un equipo más allá de si juega bien o mal. Más que a disfrutar el partido, van al estadio a armar bochinche y hacer correr miedo y sangre.

Por su parte todo empieza en la década de 1990 a partir de la rivalidad entre hinchas de Club de Bogotá, Medellín y Cali, cambia radicalmente la manera en la que uno se sentaba pasivamente y felizmente a ver sudar el equipo de futbol al que uno seguía, no es lo mismo hoy en día colocarse la camiseta porque va a jugar el equipo a colocársela para alardear que uno ama ese equipo, que no importa los partidos que gane o pierda uno siempre estará allí ante todo.

Yo creo que muchas personas dejan de portar el buzo de su equipo  por miedo, no de saber que va a perder sino de saber que puede ser lastimado solo por el hecho de que nadie respeta el derecho a la libre expresión, no respetamos la cultura que llevábamos sino que cada quien quiere imponer sus reglas y no seguir lo acordado.

Las barras bravas se convierten para quienes asisten en una familia, un espacio donde construyen ideales de un mismo fin y donde al individuo le es permitido una liberación de sus tensiones; para nadie es un secreto que esto es de jóvenes porque los adultos ya son aguafiestas, sin embargo yo pienso que es mejor ver un partido de futbol que no sirva de excusa para actos de vandalismo.

Pongamos seriedad ante el asunto, no dejemos que el miedo someta lo que amamos porque quienes son estos individuos sin capucha que nos intimidan cada vez que el equipo de sus amores juega, no son parte de nuestra vida ni de nuestros pensamientos.

No estoy de acuerdo con los que quieren apagar nuestro amor hacia el futbol, no sé ustedes pero yo no me voy a dejar manipular por miedo. Tomemos decisiones por si solos, no dejemos que el partido nos apague el amor, o al contrario que nos llene de rencor. Porque no somos capaces de convivir juntos si todos venimos a compartir los mismos derechos.

Empecemos a cambiarle los ojos al mundo, no dejemos que la hinchada nos maneje en cambio manejémoslos a ellos, ¿por qué no cambiarle las cartas al juego?. ¿Por qué no dejamos el miedo a un lado y demostramos el amor que le tenemos al equipo’